sábado, 7 de julio de 2012

QUE ES LO QUE NOSOTROS LLAMAMOS ENFERMEDAD

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¿Qué es la enfermedad?
Llamamos enfermedad a las diferentes manifestaciones patológicas disfuncionales del organismo, entonces hablamos de enfermedades cuando en realidad son diferentes síntomas de la misma única enfermedad o estado de enfermedad que no es sino un desequilibrio energético orgánico. La medicina alopática, cartesiana, reduccionista, que pretende legalmente monopolizar el término medicina, difamando y persiguiendo a otras medicinas ¡que curan! en realidad sólo se dedica a diagnosticar, medicar y cortar, tratando de suprimir los síntomas en lugar de buscar y procurar solucionar las causas. Eso equivale a estropear el tablero de mando de una nave cuando éste alerta sobre una condición de emergencia. En lugar de atender el problema, lo que permitiría salvarnos del peligro, se destornilla la lamparita de la sirena y se desconecta el parlante y si se resiste le damos un martillazo. De ese modo todo regresa aparentemente a la normalidad y, claro está, morimos estrellándonos contra el suelo sin saber lo que pasó. Así cómo hay una enfermedad también hay una medicina y es la que cura. Medicinas ancestrales, indígenas, ayurveda, higienista, china, naturista, homeopática, entre otras, han dado muestra de su efectividad incluso en patologías que la medicina mercantilista sigue catalogando de incurables. Ésta medicina pseudo científca está dirigida por intereses económicos (recordemos que la industria farmacéutica es la más rentable de la humanidad) y l@s estudiantes están recibiendo una ignorancia programada para ser repetidor@s fieles a las directrices del monopolio.
Es muy importante comprender que la enfermedad es la acción orgánica de la sabiduría natural del cuerpo para recobrar la salud, es decir que la enfermedad está al servicio de la salud, no es nuestra enemiga sino todo lo contrario. Por consiguiente lo apropiado es acompañar el proceso sin intentar frenar la crisis curativa.
Metafísica e inconcientemente nosotr@s mism@s elegimos y creamos la enfermedad, como aprendizaje, como forma de comunicar o como escape; para aprender alguna lección, por ignorar que hay maneras creativas de aprender sin sufrimiento. Muchas veces esa lección está relacionada con humildad, desapego y aceptación que son aprendizajes espirituales básicos que la cultura del individualismo egocéntrico nos niega y dificulta. De esa manera se comprende que para sanar es necesario aceptar e integrar. Aceptar en primer lugar la enfermedad, agradecerla incluso y abrazarla, porque yo la creé y porque es mi aprendizaje necesario en mi camino de ascensión. Si comprendemos que la vida es un viaje de aprendizaje y que la dualidad es sólo apariencia, ilusión, entendemos que sanar es muy simple: recordar. La vida es un proceso, no hay nada estático. Si pretendemos un estado estático, predecible y permanente ya estamos creando enfermedad. Pero si tomamos el punto de vista correcto, vemos que la salud es un equilibrio dinámico, entonces todo es salud. Si nada es permanente, la enfermedad tampoco lo es; entonces ya estamos volviendo. Cuando recordamos súbitamente y con claridad, ya estamos curad@s y le llamamos milagro o remisión espontánea.
Toda manifestación orgánica es resultado de la fidelidad y perfección del cuerpo realizando procesos para recobrar el equilibrio o manifestando estados patológicos creados por la mente. El cuerpo anda bien, todo está bien, sólo nos falta recordar, recordar el plan. Cada célula de nuestro cuerpo es inteligente, cada célula es como El Hombre de Vitruvio, ese dibujo de Leonardo Da Vinci de las proporciones humanas (un hombre dentro de un círculo y un cuadrado); cada célula tiene la descripción exacta y completa de nosotr@s, el plano que describe y permite reproducir cada una de nuestras características! Cada 7 días cambiamos toda la sangre del cuerpo y cada 7 años casi todas las células del cuerpo, entonces estamos fabricándonos todo el tiempo, todo el tiempo en proceso. Necesitamos recordar y permitir la curación, cerrando las puertas a la enfermedad.
Sin actitud positiva no hay medicina que devuelva la energía. El viaje de sanación comienza con el “yo quiero”.
Enfermar es también el cuerpo clamando ¡Necesito ayuda! Cuando el ego nos impide pedirla concientemente. Por eso te invito a recordar, a aceptarte y a realizarte. A dar, a servir, a amarte. ¡Yo no te necesito como paciente! ¡Yo te quiero como herman@, san@ y rebosante de vida, llen@ de energía y felicidad realizando tu misión planetaria. Adelante, confío en vos ♥

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